Cuento sin fin...

Y un dia se dio cuenta que debia tener los pies sobre la tierra. Reflexiono que debia dejar de esperar. Se percato que las personas cambian y que las promesas se transforman... cuando no se esta, cuando no se es, cuando ya no se existe.

Se hizo a la idea de que no hay nada ni nadie fiel, que ya ni su sombra le era familiar.... solo Dios. Y en EL entrego su tristeza, su monotonia y su pesar... y se enjugo las lagrimas que brotaban por esos ojos que tantas veces habian derramado rios.

Se canso de ser "perfectoide" para los demas... De ver que la condicion humana es tan especial, unos contra todos y es una historia de nunca acabar y poco amor para compartir.

Tenia cientos de preguntas y buscaba respuestas debajo de las piedras y no las hallaba... le preguntaba al agua, al viento, al sol, a las nubes, pero no sabian responderle.
Pero un dia observo como el agua fluia y se iba a un rumbo desconocido y quiso seguir ese ejemplo.
Se dio una y mil recomendaciones de lo que no tenia que hacer y sin embargo lo siguio haciendo.... no podia cambiar su esencia... pero tomo una decision: compro un velero y se marcho siguiendo el agua que lo habia ilusionado. Asi lo hizo y empezo una nueva vida.

Y abrio sus alas, sujeto los remos de su vida con ambas manos, levanto la mirada en alto y no quiso saber mas nada. Atras quedaba esa existencia.

A lo lejos, detras de la montana, coloco su velero en un lugar seguro, camino un poco, construyo una choza y encontro muchos motivos para seguir. Ya era nuevamente el mismo, el de entonces... el de antes... el que fue.

Y se dio cuenta de tantas cosas y se dio oportunidades nunca antes permitidas.

Y aprendio a contemplar las estrellas, a escuchar los sonidos que emiten los grillos, a ver los colores de las hojas, a saborear el agua de lluvia, a caminar sin rumbo, a caer y reir a carcajadas, a estar consigo mismo, a disculpar a otros, dejarlos con sus carencias y a perdonarse infinitamente.

Ya nada le daba miedo, ya nada le atemorizaba. Ya podia sonreir mejor que nunca.

Ya no esperaba mas de nada, solo de si mismo.
Era realmente volver a nacer.
Era como comenzar una nueva vida.
Era ser libre, libre, al fin en el lugar de la calma.
Ya no penso en nada mas.

Ya nada le detendria. Ya habia aprendido tantas cosas y ahi estaba Dios con el velero, que siempre lo tenia disponible para moverse a donde fuera y buscar nuevos rumbos en cualquier instante en que se sintiera fragil... ya habia experimentado una gran leccion de vida y buscaria mas y mas...

Y empezo a escribir una historia que decia: "Y un dia se dio cuenta que...".

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Idem.