noviembre 08, 2008

MI ÍDOLO # 5...


En este blog curiosamente sólo hablo de mí y mis charlieaventuras, pero pocas veces hablo de otros... Sin embargo, hoy es una fecha más que especial, es una de las más importantes en mi existencia y por eso se lo dedicaré a alguien que después de mi DIOS, mi padre, mi madre y mi hermano mayor Alejandro, se convierte en el Quinto Personaje que más admiro (dentro de la lista de mi TOP TEN en personas que me son indispensables en mi vida).
Ustedes disculparán si me torno un poco cursi, no podré evitarlo... ya me entenderán.
La historia comienza hace cerca de 3 décadas en que conocí a este individuo. Lo tuve que conocer y tratar día con día a fuerza de que era mi hermano mayor...
Mis padres le nombraron: BERNARDO ALFONSO y por supuesto, sus apellidos, los mismos que yo llevo orgullosamente: SIERRA BECERRA.
Crecimos Alejandro, Bernardo y yo... como buenos hermanos. Los tres totalmente diferentes, con caracteres totalmente opuestos, pero teniendo como ejes rectores a nuestros padres.
Pero el protagonista de mi historia es precisamente él, Bernardo, quien hoy me hace revivir tantos momentos, los más increíbles grabados en mi historia personal... Tal como esa foto en la que lo recuerdo sentadito en el camino rumbo a la casa, portando sus flotis de alberca, ya listo para que mi papá nos llevara a nadar.
Al respecto de este tipo de historias, a mi mamá le encanta relatar la anécdota de que un día, cuando ella fue al SNTE en el DF, llevaba a Berna que era muy pequeno de edad... desde siempre fue muy hablantín y causaba mucha emoción verle expresarse; entonces, en el elevador rumbo a las oficinas, un profesor le preguntó qué quería ser de grande y él respondió muy seguro: "quiero ser abogado, como Benito Juárez"... el maestro agregó: "Y lo serás, seguramente serás de los mejores".
Y ese buen hombre no se equivocó.
Hoy he retrocedido a cuando yo iba en 1er grado de primaria y un día me caí en las escaleras de la escuela, me golpeé la nariz y derramé litros de sangre (soy bien sangrón, sí, lo acepto) y pues él estuvo ahí, un escuinclito de 7 de edad, cuidando de su tonto hermano de 5... Y así, de esta manera, me fue ensenando a hacer tantas cosas: a leer, a escribir, a hacer mis tareas, a escoger muchos caminos que me fueron conformando como soy hoy día. No hubo mejor "alcahuete" que mi hermano Bernardo... y es que él lo fue con Alejandro también, pero quién le manda ser el hijo sandwich al que todos acudíamos a confiarle nuestros secretos.
Berna, estoy seguro que recuerdas: "ojitos de capulín", esa forma en que nos llamaba la profesora de taquimecanografía. Luego el de música nos decía: "Ya vienen los Sierra, tan temibles"... quizá se referían a que éramos casi inseparables y que nunca nos dejábamos de nadie.
Todavía no entiendo cómo manejabas eso de que te agarrabas a golpes con otros tipos a la salida de la secundaria y nunca había reporte alguno para papá y mamá. Te volabas algunas clases y nunca tenías retardo o inasistencia en tu certificado de calificaciones. Obtenías el primer lugar en aprovechamiento y yo nunca te veía estudiando para los exámenes. Tenías dinero extra y era porque vendías tareas a tus companeros de clases en el Conalep. En fín, podría describir enorme cantidad de tus destrezas, habilidades y actitudes y nunca terminaría de enumerarlas...
Tenemos tantos momentos juntos, tantas ideas en común y sobre todo, lo que nunca nos separará, es la presencia de nuestros progenitores que nos dieron el mejor ejemplo de vida.
Te vi esforzarte día con día, trabajar horas extras, dormir poco, tocar de vez en cuando tu guitarra, hacerte de 'n' cantidad de discos y libros (tu mayor tesoro) y sobre todo, ser el mejor hermano que Dios me pudo dar. Así, poco a poco, con gran sacrificio te abriste camino y lograste ser abogado, obtener una posición laboral, académica y social que sólo pocos nos esperábamos.
Por eso hoy, precisamente hoy, después de que me tocara ver de cerca todos tus procesos, me lleno de orgullo saber que te conviertes en DOCTOR EN CIENCIAS POLÍTICAS y lo has hecho de manera excelsa obteniendo la merecidísima Mención Honorífica. Sé que tuviste un sínodo conformado por académicos investigadores de primer nivel y pronunciaste de manera brillante tu disertación, como siempre lo has sabido hacer.
Hoy, a la par de este gran logro, estás a punto de celebrar el primer aniversario de tu primogénito: Héctor Daniel. Estoy seguro le darás el mejor ejemplo que un padre le puede brindar a su hijo... tal como el nuestro lo hizo con nosotros.
Estoy escribiendo con el corazón en la mano (sí, con ese corazón de pollo que me caracteriza), y sé que tú, Berna, sabes que te admiro profundamente y que eres el eje que nos rige a toda la familia...
Dios bendiga a mis padres por haberme dado a un hermano tan grande como tú y perdona no haber estado en este momento tan importante en nuestras vidas... pero falta mucha vida por vivir, qué no?
Esto es para ti:
No digáis que, agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira;
podrá no haber poetas;
pero siempre habrá poesía.
Diosito te bendiga siempre y me permita seguir tus pasos, hermanito.
Te amo... CARLOS!

No hay comentarios: