marzo 24, 2010

Orando por pá...

Amadísimo papá:
Estos días no ha sido sencillo verte enfermito, sólo sé que eres un hombre grande que has llenado de luz la vida de mi má y mis hermanos.
Claro que estoy triste... me dueles, me partes el alma al verte así de delicadito sin el mismo
brillo en tu mirada. Siempre has sido, eres y serás la mitad de mi motor de vida (la otra es
mi má, como bien sabes).
No quiero que te vayas al cielo de los pás, pero si así es la decisión de Dios y tú ya hablaste con
Él, pues tendremos que entenderlo y respetarlo...
A los hijos no nos preparan para ver malitos a nuestros pás, por eso, cuando esto ocurre, no sabemos qué hacer, sólo amarlos y darles todo lo mejor que tenemos y decirles que somos o
intentamos ser como ellos. ¡Qué difícil y cuánta tristeza!
Hace unos días, hablando mi má y hermanos juntos, hemos decidido darte -como siempre- todo nuestro amor, cariño y sobre todo, calidad de vida en estos momentos.
Me siento afortunado de verte rodeado de la gente que has amado, eres muy bendecido y seguramente es el premio que Dios te concede por haberle echado tantas ganas a salir adelante.
Ya te he pedido perdón por lo que haya sido, te he mencionado infinidad de veces que te amo y amamos, te he hablado, besado y dado mis más grandes abrazos y besos... esos que sólo un hijo tan imperfecto como yo, puede darle al progenitor de sus días. Pero nada consuela mi alma, esta punzada tan grande de impotencia que se clava en mi ser ... ¿por qué los pás tienen que enfermarse? ¿por qué no nos quedamos en esos momentos en que los pás te regañan y te dicen que "hagas la tarea" o "te portes bien"?
¡Gracias por vivir, por estar conmigo en buenas y no tan buenas!
Hoy esos recuerdos de tus regaños y amor a tu manera... se agolpan en mi mente y sólo sé que ¡has sido el mejor pá!
Hoy sólo quiero ser mejor para seguirte enalteciendo amadísimo pá... ¡mi rey mago impuntual!
Gracias por ser mi pá, Alfonso Sierra Rodríguez.
Te amo con todo mi ser...
Tu hijo... Carlos!

No hay comentarios: